Vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás
El pueblo chileno dijo basta. EFE.

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En medio de la ebullición, represión y violencia en Chile, el periodista Sergio Elguezábal sacude el avispero para preguntarse cómo hay que reaccionar.

«Amiga, yo creo que lo más importante es tratar de nosotros mantener la cabeza fría, no seguir calentándonos porque lo que viene es muy, muy, muy grave…».

Activar hasta que duela. Me encanta esa frase. Reaccionamos frente a la pereza de las elites. Yo mismo me sublevo frente a la indolencia y la pasividad con que asumen todo. 

«Adelantaron el toque de queda porque se supo que la estrategia es romper toda la cadena de abastecimiento, de alimentos…».

No resuelven los problemas de siempre y menos el repertorio complejo de las sociedades modernas. De modo que ya lo saben, soy un ciudadano y un periodista que desea activar, es decir, mover el culo, quitarlo de la silla que nos hace ver todo con desdén. 

«…incluso en algunas zonas el agua, las farmacias; intentaron quemar un hospital e intentaron tomarse el aeropuerto».

La cara más visible del nuevo sujeto quilombero son los jóvenes. Celebran y esgrimen el poder que les otorga estar juntos, aunque no necesariamente de acuerdo en todo. 

Demandan que los periodistas digamos la verdad, que la representación formal diga la verdad, que las instituciones sean verdaderas, a la escuela le exigen que diga la verdad, a la justicia le dicen que sostenga la verdad y también pretenden que las empresas digan la verdad. 

«Estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice…».

Están seguros de que es imposible vivir en un mundo donde no haya lugar para todos. Los ciudadanos activados dicen que es el ocaso de la organización que nos estamos dando. Y proponen rediseñar el sistema partiendo de una base que garantice el bien común. 

Todo muy lindo, pero ¿cuál es el plan? Esa es la primera pregunta que se hacen quienes siguen con el culo en la silla. ¿Cómo lo harán? 

«Por favor, mantengamos nosotros la calma, llamemos a la gente de buena voluntad…».

El desafío que plantean es de resolución colectiva. Hay una invitación expresa a salir de la caja, tan cuadrada, oscura y desprovista de horizonte.

La incapacidad manifiesta de los liderazgos es resumida con lucidez por la primera dama chilena, Doña Cecilia Morel, que en un mensaje a sus amigas se refirió a los ciudadanos que protestaron en las calles como la aparición de una invasión de alienígenas —«aprovechen de racionar la comida»— y, como son de otro planeta, se han quedado «sin herramientas para combatirlos».

Mucha razón encierra la señora, apelar a las dirigencias obsoletas para que entiendan y atiendan la demanda es como pretender arreglar el software de una computadora con una llave inglesa. 

«Y vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás».

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