La banda del robo del siglo: rencores, fantasmas y ¿un traidor?
Guillermo Francella como Vitette Sellanes. Ricardo Pristupluk para La Nación.

Crónica policial

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Catorce años después del robo al Banco Río de Acassuso se va a estrenar la película sobre este golpe increíble, con un elenco que encabezan Guillermo Francella y Diego Peretti. Solo tres miembros de la banda apoyaron el film. El resto de los participantes se mantiene en silencio. En esta nota, Rodolfo Palacios devela los entresijos de los verdaderos protagonistas de esta historia.

El 13 de enero de 2020, a catorce años del robo del siglo al banco Río de Acassuso, ocurrirá un hito en la historia de este inverosímil y audaz asalto: se estrenará la película oficial, con Guillermo Francella y Diego Peretti como protagonistas, en una obra concebida por Fernando Araujo, el líder, cerebro y ejecutor, que la planeó como si se tratase de un nuevo asalto.

La pregunta que surge a esta altura es qué pasará con el resto de la banda. No todos quedaron felices con la aventura audiovisual. Solo tres de la banda estable apoyaron la idea: Luis Mario Vitette Sellanes, el negociador y cara visible del grupo (el llamado «hombre del traje gris» que será interpretado por Francella); Rubén Alberto «Beto» de la Torre, que hasta aceptó un cameo y será encarnado por Rafael Ferro y Sebastián García Bolster, el «ingeniero» que construyó el túnel, el dique y las sofisticadas herramientas para abrir las cajas de seguridad, una especie de MacGyver  de Araujo. Su papel lo hará Pablo Rago.

Pero el resto del grupo criminal más sorprendente del hampa argentina es un enigma. Julián Zalloechevarría, el chofer de la banda que robó dos autos con destrezas para la logística, no quiso saber nada con hacer un bolo. Y se quejó porque su hijo Juan Manuel también escribía un guión del hecho y no fue tenido en cuenta.

Pero hay dos miembros «fantasmas» del robo que nunca aparecieron. Uno de ellos, llamado «el hombre invisible» por Andrés Calamaro, que hasta le compuso la canción inédita «El bocho de la zurda» («Hizo el casting de la banda (…). Los chorros también piensan»), es un misterio nunca resuelto. Se dice que volvió de Europa y habría anunciado a través de un emisario (eso dijeron: «emisario»), que reaparecerá en escena porque pasaron doce años y la causa prescribió. ¿Tendrá un reclamo que hacer a sus excamaradas?

El otro ladrón «invisible» purgaría una condena en un penal argentino. Cayó por un robo de medio pelo, al parecer por robar una casa. Pero sigue sin pagar por el gran robo, considerado uno de los cinco mejores del mundo por un documental de la National Geographic. Incomprobable, pero ellos —los documentalistas—dicen que lo comprobaron.

¿Resurgirán de las sombras los dos miembros sin rostro ni nombre?

«Conmigo no se comunicaron. Estoy más preocupado en este momento por llegar a fin de mes que por las luces de la fama criminal. Así que, prácticamente no me interesa. Eso fue un desliz, algo que ocurrió en una circunstancia de mi vida. Me tildan como el ladrón más experto de la banda. Ahora estoy escribiendo un libro de relatos y cuentos y cortos y, bueno, por ahora espero volver a actuar como lo hice en Un gallo para Esculapio  y en parte de la película del robo del Banco Río. Después… nada, estoy esperando poder seguir generando dinero como para poder sobrevivir. Después no tengo más expectativas, la fama no me interesa», se ataja Beto de la Torre.

El resto prefiere no opinar. Todos reconocen que más allá del ingenio, Vitette Sellanes será la gran estrella cuando se proyecte la película, aunque los productores deberán rebuscárselas para que el boquetero uruguayo, otrora hombre araña y ladrón de estatuas y joyas, aparezca en la avant première. Vitette fue desterrado de la Argentina (fue expulsado por un fallo judicial a cambio de su libertad) y no puede volver. ¿Aparecerá por una pantalla gigante desde Uruguay? En el robo y en la industria cinematográfica todo es posible. 

Escenas del rodaje – Ricardo Pristupluk para La Nación.

Al mismo tiempo, una garganta profunda cuenta en un café ignoto de Núñez que uno de los ladrones de la banda que antes de fugarse con quince millones de dólares y burlar a más de trescientos policías dejó una frase en la bóveda («sin armas ni rencores, es solo plata y no amores»), incurrió en un hecho que será imperdonable para la banda. «Los delató cuando lo apretó la cana y ni siquiera le hicieron un simulacro de fusilamiento. Eso puede pagarse caro, y su cabeza en un momento estuvo en juego», dice el hombre, alto, mirada torva, vestido con una camisa raída, tan intimidante que parece salido de una película de Sam Peckinpah.

¿Dónde está el botín? Lo único que se recuperó es el millón de dólares que, según los pesquisas y su exmujer, De la Torre pensaba gastar con su joven amante en Paraguay. ¿Y los otros catorce millones? Ese es el mayor enigma del asalto. Ninguno de los miembros de la banda cambió su modo de vida. Están todos libres porque cumplieron condena después de que le bajaron la pena porque usaron armas de juguete. Bolster volvió a arreglar motos, Beto hace changas (desde manejar un remís hasta trabajos de carpintería), Zalloechavarría estudia Derecho y Vitette sigue con su joyería Verde Esmeralda, en el corazón de San José, el pueblo uruguayo que vio nacer su fama delincuencial.

Se dice que Vitette tuvo una charla con Francella para asesorarlo por su personaje. El uruguayo, mientras tanto, vive una vida feliz. En su casa para nada lujosa cuida de su pequeño hijo, vive tranquilo con su esposa y prepara un libro que deambula entre la ficción y la realidad. El título suena prometedor: «El escruchante y la cuadripléjica».