Las edades del dólar
Un dólar prendido fuego. GETTY.

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Empezó como un cosquilleo y, cuando nos dimos cuenta, el dólar ya nos miraba de lejos. Tan rápido se escapa que Zambayonny se aventura a pensarlo allá, cruzando el charco de los setenta.

El dólar llegó a los veinte
se levanta al mediodía
almuerza la cena fría
y se burla de la gente
una novia adolescente
después de pedir helado
le deja el cuello marcado
y posa para la foto
mas tarde se va con otro
y escribe versos robados. 

El dólar llegó a los treinta
abandonó la carrera
de la boca para afuera
se ve venir la tormenta
apenas paga la renta
con un trabajo de mierda
no hay perro que no lo muerda
ni lluvia que no lo agarre
pero salió de cobarde
con la luz de la reserva.

El dólar llegó a cuarenta
con dos hijos y una esposa
la Virgen fue generosa
y Dios no lo tuvo en cuenta
los manjares sin pimienta
parecen una venganza
apenas llenan la panza
y todo pierde sentido
mejor un plato vacío
para soñar la esperanza.

El dólar llegó a cincuenta
con un tatuaje flamante
con un corte delirante
y una línea en cada bingo
con la remera de Ringo
te pongo de moda el Gancia
el hígado de la infancia
le hace contar a las gringas
historias de la colimba
que a nadie le causan gracia.

El dólar llegó a sesenta
con los pantalones cortos
una patada en el orto
lo mandó a la bicisenda
pedaleando la leyenda
para oxigenar la sangre
si no querés ser fiambre
subite a la bicicleta
para seguir la receta
no hay que cocinar con hambre.

El dólar llegó a setenta
no vienen a visitarlo
la tarde pasa volando
pero la noche es eterna
las pilas de la linterna
apenas hacen contacto
telón del último acto
mañana será otra vida
no hay beso de despedida
cuando te vas en abstracto.